jueves, 13 de junio de 2013

Nuestro juguete preferido: los bloques de construcción

Hoy os voy a presentar uno de nuestros juguetes preferidos: Mega Bloks. Sí, he dicho nuestros, habéis leído bien, porque jugamos todos, papá, mamá, el peque, y hasta los abuelos si hace falta ¡qué remedio!

Fue un regalo de la tía Chivi, que empezó con un camión y veinte humildes bloques para apilar, transportar o lo que se le ocurriera al niño. 




El camión con su bombero y su perrito, está muy bien.


Nuestro hijo era aún pequeño y lo único que hacía con las piezas era mirarlas embobado y llevárselas a la boca, luego pasó a practicar el lanzamiento libre (que aún sigue haciendo…) perfecto para luego poder dar el siguiente paso, que era de lo que se trataba y aún no lo hacía el pobre, ¡construir! Pero como a sus padres, o sea Axel Foley y una servidora, nos gustaba ese juguete más que a un tonto un caramelo y sufríamos diversas regresiones recordando lo bonita que fue nuestra infancia jugando a casitas con el Lego y a barcos con el Tente, le compramos un saco con tropecientas piezas más, ¡ala! ahí tienes, ahora sí, empieza la diversión.


Saco de 80 piezas 22,99€ 


Aunque somos super seguidores de Lego, adoramos la versión de Mega Blok que se puede usar a partir del primer año, por su facilidad de manejo, y la infinitas posibilidades de crear que nos aporta. No hace falta comprar complementos como figuritas, ni camiones, porque él mismo, por sí sólo, da carrete suficiente para entretenerse.

Lo más entrañable de este juguete es que se trabaja la creatividad de la manera más simple que hay, que es, que de la nada salga lo que nos de la gana. Muchos pensaréis que los niños no saben hacer las figuras que proponen en el anuncio de turno, y tenéis toda la razón, ni de coña le sale a un niño de tres años semejantes fuguritas fantásticas. Pero oye, mi hijo lleva jugando con esto de las construcciones dos años y no se cansa, siempre es su recurso principal a la hora de jugar.  Que si un castillo, que si un garaje, que si jugamos a perritos, e incluso a dinosaurios. Si vierais los churros que nos salen… y lo feliz que juega mi hijo con el churro!!! Es para mear y no echar gota oiga!

El perrito maravilloso


Pero ahí está la maravilla de crear, les da la libertad que necesitan experimentar, y que nosotros, padres y educadores debemos seguir alimentando con el paso de los años. Ya sea con bloques, dibujando, haciendo un colage de los de macarrones y lentejas, o mirar el goletlé del pasillo con cara de bobos, ¡da igual! Lo que queremos es que echen a volar la imaginación, que interpreten lo que les de la gana y que se sientan libres de expresar sin temer qué pensará el temido jurado que todos de vez en cuando tenemos en nuestra cabeza y se asoma más de lo que debería.

Además de todo lo mencionado, es un juguete para niños y niñas, sí que es verdad, que han sacado la versión de bloques rosas y morados, pero si nos vamos al tradicional, el de colorines chillones de siempre, no nos metemos en el mundillo de “los niños son el azul y las niñas son el rosa” ¡juegan encantados de la vida!


Así que por ser un juego que fomenta la creatividad y no sabe de sexos, yo os propongo a padres, tíos, tiísimas y amigos que no saben qué regalar, que incluyáis en las vidas de los niños: ¡los bloques de construcción!

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