martes, 5 de agosto de 2014

A Falta de cuna, imaginación.

En este último viaje que he hecho a España, no he podido cargar con todo lo que me hubiera gustado traer a Curitiba. Aunque hice mucho trayendo en los múltiples aviones que tengo que coger hasta llegar mi destino: un niño de cuatro años, dos maletas de 32kg, un Maxi Cosi, y mi barriga de 26 semanas, sin auxilio en el aeropuerto por parte de la compañía aérea, pero con la ayuda de la gente Brasileña que tiene un comportamiento solidario muy desarrollado. Siempre te queda la cosa de: "y si…." "¿y si hubiera facturado la cuna?" como era mi caso, ya que la embalé a la perfección dispuesta a cargar con ella también, hasta que me di cuenta que: burradas, las justas. A ver cómo me iba a mover yo por el aeropuerto de São Paulo con el carro cargado de tantas cosas, el niño, y las 14 horas de viaje que llevaba ya en mi cuerpo. Así que me quedé sin cuna, y no la volveré a ver hasta Navidad cuando vuelva, e intente traerla. Claro que para esa fecha "el niño sin nombre" ¡ya habrá nacido! así que me arreglaré con el capazo del cochecito de sacar el niño a la calle, porque de comprar aquí algún producto de puericultura ná de ná. Por cierto, esa cuna a la que tanto amo y tanto me gusta, es la mini cuna y cuna Stokke. La cual valoro por su acabado y calidad, y por su versatilidad. Periquín, la ha usado desde el nacimiento, hasta las pasadas Navidades en las que estaba a punto de cumplir 4 añazos.



El tema por lo que explico todo esto y de lo que quiero hablar hoy, es: ¿no tenemos demasiadas cosas? estamos sobreexpuestos a un consumo feroz en general, pero es exagerado en cuanto a bebés y niños se refiere. Me recuerda un poco al tema de los preparativos de las bodas en el que el consumo es voraz, y parece que todo tiene que ser perfecto, de la manera que idealizamos en nuestra cabeza. Si no tienes todos los inventos habidos y por haber que existen hoy en día en el mercado, parece que te pierdes algo. Cuando en realidad no nos hacen falta tantísimas cosas. Y fíjate, que te estoy hablando de algo tan básico como un carrito para salir a la calle vs mini cuna. No me excluyo en la rueda del consumo, que quede claro. Lo que pasa, es que hasta que no me he visto obligada a no poder llevar a cabo lo que para mí sería lo ideal, no me he dado cuenta, de que en realidad, no pasa NADA. Sí, ¡es así! el Sol sigue saliendo, y la vida sigue independientemente de si he conseguido llenar mis ansias de tener todo lo que deseo, y lo que me gusta, para poder satisfacer esa niña egoísta que quiere vencer mi batalla interior, y que dicta constantemente lo que quiere, hasta que lo llego a controlar, y le digo BASTA.

Así que cuando me veo en que el niño va a nacer sin cuna, pienso, bendito capazo que puede traer cuando hice mi primer viaje a Brasil con el Periquín, porque aún usaba de vez en cuando la sillita, y tuve suerte de que no me hicieran pagar por traer chasis y capazo, más que al llegar a Brasil, donde sí tuve que pagar porque el niño no era "criança de colo", o sea, un niño que sólo puede ir en brazos.

Por tanto estoy empezando a pensar, que estaría bien conseguir confeccionar unas fundas para el capazo, ya que mi primer hijo se hacía unas cacas monumentales durante el primer mes, o incluso más tiempo, en las que acaba de mierda hasta el cuello, así como lo cuento. Era una exageración, nos entraba la risa de lo surrealista que era la situación. Y claro, en aquel momento tenía dos alternativas para acostarle, y mientras se lavaban las ropas de la cuna y todos los recambios, me turnaba metiéndole al capazo de la calle. Pero hoy solo tengo una opción, así que tengo que prever cómo haré si se mancha todo. Y por ahí, trasteando por la red, he encontrado este DIY de "Cosas de Butterflies" en el que explica cómo hacer la funda para un moisés.



Vamos a ver qué pasa, no sé si me atreveré porque aquí no tengo la máquina de coser. Pero como la mano de obra es barata, puede que mande hacer alguna funda. Nos vemos dentro de poco. ¡Besos!





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